Me hice un moño a lo "geisha" y me faltó ponerme dos palillos en cada extremo. Pero no quise que nada sobresaliera de mi cabeza. Ningún asta levantada, ninguna bandera, ningún clavo en mí. Quería sobriedad, un minuto de esencia. A falta de tu humedad yo misma creé la mía. Líquido de lágrimas que un día metí en un jarrón y allí lo dejé macerar. Con el pelo bien recogido alargué mis brazos y éstos se hicieron kilométricos para acunar mis llantos. Una bañera nacida de mis ojos. Miré mis piernas como adelgazaban a cada gota que iba llenando mi cuerpo. Y el recogido siguió en su sitio, impasible ante la acuosa invasión. Invasión que pude frenar con mis manos, recogiendo así toda la humedad. Entonces me vi reflejada en ella como la niña que ve por primera vez la bañera y vuelve a sentir el elemento en el que vivió durante nueve meses. El agua se quedó quieta, mi recogido aún más quieto. Abrí las manos que apresaban las lágrimas y al hacerlo nada ocurrió. No hubo inundaciones, ni cataclismos, ni tsunamis. El agua siguió quieta, volando a ras del suelo. Entonces cogí el jarrón y metí el agua en su interior. Y con ella regué las plantas. Se me deshizo el moño y cayó todo el pelo sobre mí, sintiendo su calor. De esas lágrimas nacerán las flores, me dijo la luna cuando miré tras el cristal y los brazos volvieron a ser de su tamaño habitual. Y tarareé la frase de la luna una y otra vez más: De esas lágrimas nacerán las flores, de esas lágrimas las flores nacerán...
miércoles, 31 de marzo de 2010
miércoles, 17 de marzo de 2010
Teespero en lasesquinas
No quiero playasquierocalas. No quiero paisajesampliosyabiertos, megusta esconderme. Quierorecovecosyesquinas, puertas que seabren y secierran, zocos llenos de genteybullicio. Quieromercadillosybulevares, cajas de chinchetas, farolilloschinos, pincelesylapiceros y joyeros donde metermisdedos. Teespero en lasesquinas, donde crecen las florestorcidas, los pétalosespiralados, losárboles pacientes que siempre esperan tu llegada. Teespero en lasesquinas, donde viven los tacones que perdieron lascenicientas y las colillasrebeldes que aún se encienden cuando escuchanpisadas. Teespero agazapada entre doscalles estrechas, callejones de mi cielo donde te lameré con ternura y te enseñaré los huecos donde un día metí mi cuerpo, mi lengua, mi cuello, mis másocultos recuerdos y deseosencubiertos. Teespero amor sin muros... entre lasesquinas.
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