domingo, 21 de noviembre de 2010

Alegría



Vídeo de Agus Acosta

viernes, 29 de octubre de 2010

Almería, te echo tanto de menos...


Hoy es día de lluvia.
Algo se mueve dentro y no sé muy bien qué es.
Él se marchó definitivamente y aún sigo pensando en su voz, en sus manos, en su talento.
Sigo pensando en Almería: en sus palmeras, en sus rocas, en su tierra dura y firme. Sigo echando de menos bajar a la playa casi sin peinar, con un pantalón ancho y ponerme a oler a los árboles y sus amigos antes de llegar.
Algo pasó en Almería: el bar dónde me tomaba cervezas y solía pensar en él, el deseo de ser madre, los niños y las niñas correteando sin parar en la plaza mientras yo les miraba siempre divertida y libre.
La niña que abrazaba a su perro con todas sus fuerzas.
La mar unos días revuelta y otras cristalina.
La casa en la montaña con sus luces y sus sombras.
Aquel extraño porche con mecedoras que me recordaba a las casas de los negros del Mississipi sin haber estado allí nunca.
Aquella mujer que salía a su patio y se sentaba contra la pared con los ojos cerrados.
La ventana del baño dónde me duchaba y dejaba que entrara el Levante con fuerza y me perfumara todo el cuerpo.
Las chimeneas moriscas, la bandera pirata de una casa lejana, las farolas encendidas y unas escaleras de piedra dónde una noche unos chicos franceses cantaron un rap y me hicieron viajar de repente a la periferia parisina.
La chica que hacía pendientes de fotos hechas por ella, en miniatura.
Yo la compré unas palmeras y me dijo que eran de un viaje que ella hizo a Cuba.
Almería, por dentro y por fuera.
Te echo de menos.
Y ahora la lluvia
me hace recordar
que un día estuve en ti,
pensando mucho en él,
pero contigo por fiel compañera: Almería...

Fotografía encontrada en el google de una playa de Cabo de Gata.

martes, 19 de octubre de 2010

miércoles, 6 de octubre de 2010

Caracola express



¡¡¡Lo mío es una carrera de fondo!!!
¡¡¡ Dale kaña caracolita !!! , )

domingo, 26 de septiembre de 2010

El árbol de la palabra


Cada vez que compro un libro siento que me afirmo en mis raíces. Unos compran ropa, otros discos, otros van a conciertos. Yo compro libros porque la palabra sigue siendo mi salvavidas. A pesar de que en mi entorno no lo entiendan, yo sigo fiel a mis raíces. A pesar de tener casi 30 años y sentir que ya nada me pertenece: ni el suelo que piso, ni la casa donde vivo, ni los padres que tengo, ni el mundo en el que me asomo de vez en cuando para luego volver a mi guarida imaginaria. La palabra. La palabra en libros, la palabra en apuntes, la palabra escrita en los muros, la palabra salvada y la pisoteada. Ella es SIEMPRE la que me salva.

P.d.: He colgado una foto encontrada en el "google" que une mis dos pasiones: La palabra y la enseñanza. Ojalá algún día pueda dedicarme plenamente a ellas dos.

lunes, 26 de julio de 2010

Un lugar en paz



Fotografía de Blanca Martínez Espinosa.

lunes, 28 de junio de 2010

Piedras



Mira la piedra.
Acéptala tal y como es.
No intentes moldearla.
Asúmela.
Pura.
Llana.
Neutral.
Racional.
Con la razón
de siempre saber
Ser
y
Estar.

martes, 22 de junio de 2010

"Los hilos del corazón" de Carole Martinez


"(...) Incapaz de decidirme por uno u otro de aquellos pasmados, un día dejé caer el viejo chal negro que me había legado mi madre, prometiéndome casarme con el que lo recogiera, quienquiera que fuese.
Era otoño.
Durante un instante me quedé mirando aquella mancha oscura en la tierra ocre, aquel charco de tela negra, tranquilo a mis pies.
De inmediato se arrojaron sobre él.
Inmóvil bajo el sol del mediodía, aguardé a que se levantara el polvo y asomara una mano de aquella maraña de enamorados. Pero una vez se disipó la nube, lo único que quedaba de mis pretendientes eran unos pelos, unos cuantos dientes y largos jirones de tela negra olvidados en la refriega.
El lugar estaba vacío y el chal hecho trizas.
Mis manos arañaron entonces el polvo del desierto rojo en busca del pedazo de tela donde aparecía bordado el nombre de mi madre."

martes, 1 de junio de 2010

Vasijas

Me gustan más los puertos que las playas. El mar que trabaja y se curte. Las vasijas amontonadas y las redes sobre el cemento. Las manos de las pescadoras y sus miradas a la mar. Sensaciones íntimas, recovecos donde poder resguardarme. Vasijas mirando al mar: recogiendo caracolas, latas de refrescos, sandalias ajadas... expulsando pena, dolor, alegrías... mirando con su único ojo el horizonte. Cíclopes de barro donde arribar y al fin sentirse en tierra firme...

sábado, 10 de abril de 2010

Con-Templo...


Cierro los ojos a menudo cuando hablo. Pero miro fijamente… con los ojos abiertos, medio cerrados o cerrados por completo. A menudo cierro los ojos quizás para concentrarme, para evadirme, para relajarme, para encontrarme conmigo misma. Mucha gente me lo ha reprochado, lo ha visto como signo de despiste, de estar en las nubes, de ser una persona insegura y sin consistencia. Parezco estar en la parra subida pero he llegado a hundirme en las profundidades del suelo…. Parezco etérea, aérea, eternamente sonriente, despistada, aniñada, desaliñada, dormida o dormilona pero cuidado…. Cuando abro los ojos bien abiertos, miro siempre directa al corazón. Mi mirada es tan intensa que a menudo tengo que cerrar los párpados para volver a mi esencia y que no me influya en demasía el exterior. En este mundo de miradas de través, miradas abiertas de par en par pero sin ser vivas ni inquietas. En este mundo donde lo único que importa es la productividad, la actividad, la competitividad… surge mi mirada en las nubes que parece no estar en el centro y sin embargo está anclada a la vida mágica, a aquellos detalles que sólo pueden percibir los que contemplan el mundo con ojos soñadores. Cierro los ojos para que la rutina no me capture. Cierro los ojos para que no me salpique la contaminación de la insensibilidad. Cierro los ojos para sentir el ala de la libertad. Cierro los ojos para poder escuchar la respiración de la calle y sus paseantes. Cierro los ojos para registrar los gestos sinceros y auténticos. Cierro los ojos pero te sigo viendo… Aunque los demás no lo sepan. Los abro de par en par cuando te tengo a mi lado en la cama y tú duermes profundamente. Y mis ojos se achinan más de lo normal para encontrar las arrugas de tu alma y así poder deshacerlas con mis dedos. Cierro los ojos y puedo ver de qué color es el viento, el color de todas aquellas palabras que nunca veo… Mi sueño siempre despierto. Mis ojos dormilones que lo observan todo sin provocar grandes olas, tan sólo pequeñas ondas que meciéndose van llevando el mundo que yo quiero hasta mi puerto….
Recordad, cierro y entrecierro los ojos, pero sigo viendo…

miércoles, 7 de abril de 2010

Mudra (Gesto)


La potencia está en el gesto. El gesto es lo que nos diferencia y a la vez nos conecta. El gesto es nuestra esencia... aunque no lo parezca...

domingo, 4 de abril de 2010

miércoles, 31 de marzo de 2010

Yo misma me humedecí...


Me hice un moño a lo "geisha" y me faltó ponerme dos palillos en cada extremo. Pero no quise que nada sobresaliera de mi cabeza. Ningún asta levantada, ninguna bandera, ningún clavo en mí. Quería sobriedad, un minuto de esencia. A falta de tu humedad yo misma creé la mía. Líquido de lágrimas que un día metí en un jarrón y allí lo dejé macerar. Con el pelo bien recogido alargué mis brazos y éstos se hicieron kilométricos para acunar mis llantos. Una bañera nacida de mis ojos. Miré mis piernas como adelgazaban a cada gota que iba llenando mi cuerpo. Y el recogido siguió en su sitio, impasible ante la acuosa invasión. Invasión que pude frenar con mis manos, recogiendo así toda la humedad. Entonces me vi reflejada en ella como la niña que ve por primera vez la bañera y vuelve a sentir el elemento en el que vivió durante nueve meses. El agua se quedó quieta, mi recogido aún más quieto. Abrí las manos que apresaban las lágrimas y al hacerlo nada ocurrió. No hubo inundaciones, ni cataclismos, ni tsunamis. El agua siguió quieta, volando a ras del suelo. Entonces cogí el jarrón y metí el agua en su interior. Y con ella regué las plantas. Se me deshizo el moño y cayó todo el pelo sobre mí, sintiendo su calor. De esas lágrimas nacerán las flores, me dijo la luna cuando miré tras el cristal y los brazos volvieron a ser de su tamaño habitual. Y tarareé la frase de la luna una y otra vez más: De esas lágrimas nacerán las flores, de esas lágrimas las flores nacerán...

miércoles, 17 de marzo de 2010

Teespero en lasesquinas


No quiero playasquierocalas. No quiero paisajesampliosyabiertos, megusta esconderme. Quierorecovecosyesquinas, puertas que seabren y secierran, zocos llenos de genteybullicio. Quieromercadillosybulevares, cajas de chinchetas, farolilloschinos, pincelesylapiceros y joyeros donde metermisdedos. Teespero en lasesquinas, donde crecen las florestorcidas, los pétalosespiralados, losárboles pacientes que siempre esperan tu llegada. Teespero en lasesquinas, donde viven los tacones que perdieron lascenicientas y las colillasrebeldes que aún se encienden cuando escuchanpisadas. Teespero agazapada entre doscalles estrechas, callejones de mi cielo donde te lameré con ternura y te enseñaré los huecos donde un día metí mi cuerpo, mi lengua, mi cuello, mis másocultos recuerdos y deseosencubiertos. Teespero amor sin muros... entre lasesquinas.

lunes, 25 de enero de 2010

Mujer Tranquila


Se dejará de cuentos. No se irá con el príncipe azul ni tampoco con la rana. Se quitará la ropa sin rasgarla ni dejar caer los botones. Se desabrochará los zapatos con tranquilidad y no clavará ningún tacón. Se soltará la coleta pero no se removerá el pelo. La maraña le impediría ver el horizonte y lo más cercano a sus ojos. No echará sapos ni culebras por su boca. Esbozará una sonrisa y mirará a las nubes sin querer alcanzarlas, sólo por el placer de verlas moverse sin prisas ni rabia. No querrá alas ni hadas para volar. Tiene sus pies para caminar. Se olvidará de la varita mágica y se servirá de uno de sus dedos para trazar la magia en el suelo. Cambiará el tiovivo y los desiertos por el paisaje de su cuerpo. Dejará de escuchar música celestial y se concentrará en el sonido de su corazón. Un corazón nuevo, diferente al que dibujan los niños y los enamorados. Un corazón de ella misma, cubierto por una piel sin necesidad de abrazos de peluches ni muñecos. Se olvidará las golosinas en el borde de la ventana para que las coman los pájaros. Se lamerá sus labios como su mejor caramelo. Seguirá con la poesía pero ya no será poesía de planetas perdidos. Será poesía de galaxias aterrizadas en la palma de su mano. Dejará el pensamiento negro y las visceras violetas. Se centrará en sus pasos despojados de adjetivos. Y empezará a caminar con su nueva poesía corriendo lentamente pero sin pausa por sus venas de mujer... de Mujer Tranquila...