sábado, 10 de septiembre de 2011

Mi otro blog

A la vuelta de vacaciones he abierto un nuevo blog.
Espero que paséis a visitarlo y dejéis algún comentario si os apetece.

Aquí os dejo el enlace por si queréis acceder a él:

http://www.desdemikorral.blogspot.com

Un abrazo Garabatero y Korralero. ;)

sábado, 27 de agosto de 2011

Una Romántika Gamberra en Conil

Vuelvo de Conil con pilas recargadas.
Podría contar mil cosas pero aquí van un par de ellas.

Dos fueron dos de los momentos más inolvidables de las vacaciones.
Uno, gracias al grupo murciano "La crisis". Les vimos tocando en uno de los rincones del pueblo y aquel día me subieron tanto el ánimo que me dieron ganas de unirme a ellos y marcharme de bolos por la costa andaluza cantando con Otilia. No os los describo. Os cuelgo un vídeo de ellos colgado en Youtube de una versión que hacen de la genial "Superstition" de Stevie Wonder.

El segundo momento inolvidable se lo debo a una charanga típica gaditana: "Los trotamúsicos." A media tarde, los músicos ocuparon la plaza del pueblo y montaron una algarabía de "agárrate y no te menees." No iban sólos. Iban acompañados de un grupo de chicas vestidas con trajes de lunares que no paraban de bailar. Entre su repertorio trompetero y tamborilero destacaron "La canción del gorila", "Carnaval, Carnaval" y cómo no... el "Paquito Chocolatero" que es una canción que sin duda alguna me reconcilia con el verano (sí, lo sé... todo lo hortera me tira sin remedio...).

Y de repente... uno de los músicos, al acabar una de las canciones, grita:
"¿Quién del público quiere bailar con la novia?". Yo pensé:
"¿Novia? ¿Qué novia?". Al momento un hombretón salió al "ruedo" y se puso a bailar con una guapa moza gaditana al son de "Bésame mucho". Quise enterarme de lo de la novia pero al final me quedé con la incógnita. Entonces me hice mi película:
¿Habría ido a buscar la charanga a la novia a su casa para pasear por todo el pueblo? ¿Es costumbre por aquí contratar una charanga para anunciar una boda? Después de la música, las amigas de la novia y la susodicha no paraban de hacerse fotos.

Yo mientras tanto iba con tan buen rollo en el cuerpo que me dieron ganas por primera vez de casarme CONMIGO MISMA y tener una charanga igualita todita toda para mí!!!! ¡Con Paquito Chocolatero incluído! ; )

A la vuelta a casa, un grupo de mujeres tomaban el fresco en la calle. ¿Alguna de ellas sería la madre de la novia? Mientras tanto, en una ventana cercana, un chico tocaba "Superstition" con su guitarra eléctrica...

http://www.youtube.com/watch?NR=1&v=HvSviPrKqQ4

domingo, 31 de julio de 2011

Maldita Poeta de Corazón

Mezclo ansiolíticos con estimulantes.
No, lamento decepcionaros, no soy una poeta maldita al uso.
Mezclo el Lexatin con coca-cola.
Lexatin a veces con churros pero siempre con chocolate.
Lexatin con nicotina.
Sí, el tabaco (diario y compulsivo) junto con la cerveza (sólo cuando tengo vida social, o sea, de uvas a peras) son mis dos únicos vicios "adultos."
No soy delgada ni pálida sino entradita en carnes y morena, estilo "Rubens".

No rehúyo de la gente ni me escondo de los abrazos sino todo lo contrario.

Me gustan los corazones pero no los negros, ni los que están atravesados por flechas ni los corazones que uno puede ver en algunas carnicerías sino los corazones rojos de toda la vida.
De esos que se regala la gente que se quiere.

Y no, no os confundáis.
No soy cursi.
Ni ñoña.
Ni blanda.

Soy una maldita Poeta afectiva.
Que a falta de ambientador
Pega gominolas de colores en los retretes llenos de mierda
Para que quien entre
Aunque siga oliendo a mierda
Pueda oler un poco fresa, a naranja, vainilla o melocotón.
Soy una maldita Poeta de Abrazos
Maldita Poeta de Corazón.

miércoles, 13 de julio de 2011

Reflexiones

Quizás debería de dejar ya de idealizar un mundo que no me pertenece. Ni la farándula, ni el escenario, ni los focos ni las luces van conmigo por muy creativa que sea. Tampoco va conmigo publicar absolutamente nada. No quiero que la gente me admire por mis escritos, ni por subirme a ningún escenario, ni por mi forma de bailar, ni por nada de eso. Lo único que quiero es querer y que me quieran y sobre todo: poder tirarme horas y horas y más horas conversando sobre la vida, bailando, divirtiéndome, amando... Para mí lo más importante son los sentimientos. ¿De qué me sirve ir a un taller de literatura o de cuentacuentos si después cada persona vuelve a su casa y nadie sabe nada de nadie? Yo prefiero trabajar, enseñar, ser útil, poder ayudar a las personas. Prefiero mil veces solucionar un problema a que me digan: "qué bonito escribes". Eso no me soluciona nada. En cambio, solucionar un problema me hace sentirme parte del mundo, me conecta conmigo misma y con los demás. He vivido siempre volcada en espejismos y al final me he abandonado a mí misma. He querido ser como otros, me he dejado influenciar, he buscado en territorios donde yo no estaba cómoda ni feliz. Todo porque me sentía insegura. Pensaba que mi forma de ser, demasiado sentimental o sensible, debía de anularse. Y de esa forma lo único que he hecho es anularme a mí misma cada vez más. "Mis principios son mis sentimientos." Todo lo demás es accesorio, no me vale para nada. Sólo para desahogarme. Pero sí me sirve trabajar, enseñar y aprender. Por eso voy a luchar por entrar en la enseñanza. Y sobre todo voy a seguir amando. No voy a volver a pisar ninguna academia más. Necesito amigos, no compañeros de escritura. Necesito un amor que me quiera tal y como soy, no encantadores de serpientes que un día te roban el corazón y al día siguiente lo destrozan sin compasión. Detesto las apariencias. Amo la profundidad. Y por eso mi camino está en las letras y en la educación.

domingo, 19 de junio de 2011

La sábana de Lilith


Había una vez un tendedero sin ropa y una mujer sin sonrisa. La mujer se llamaba Lilith y se pasaba el día durmiendo. Un día sin saber muy bien por qué decidió airear la sábana que la arropaba. Había llorado tanto sobre ella que se dijo: ¿Para qué lavarla? Además no tenía ganas de oír el ruido de la lavadora. Bastante ruido tenía ella en su cabeza. Bastantes vueltas había dado en la cama cómo para ver girar de nuevo a una máquina. Después volvió a la cama sin sábana y se volvió a quedar profundamente dormida. Pero allá fuera iba a ocurrir algo maravilloso. La sábana tenía tantas lágrimas guardadas que volaron y cayeron sobre las macetas de las ventanas. Muchas de ellas estaban sin regar y con las flores marchitas. Y en cuanto notaron las lágrimas comenzaron a crecer y crecer hasta invadir todo el patio con sus pétalos gigantes. Luego salieron como pequeños vientos los suspiros que eran tantos y tan profundos que la sábana comenzó a inflarse. Se infló tanto tanto tanto que empezó a subir como un globo y el sol que estaba aquel día más bajo de lo normal se metió dentro de ella. Al ver la luz tan brillante que había en aquel patio, una bandada de pájaros bajó del cielo. Cogió las cuatro puntas de la sábana como si fueran los cuatro puntos cardinales e hicieron con su pico un nudo bien fuerte para que aquella luz tan brillante no se escapara. Los pájaros aparecieron en la ventana de Lilith y comenzaron a picotear el cristal. Pic, pic, pic, pic, pic, pic, pic, pic. Lilith abrió los ojos de golpe y vio que su habitación estaba más iluminada que nunca y se asustó. ¿De dónde viene esa luz? Se preguntó. Posó sus fríos pies en el pasillo y fue a la ventana del patio. Y allí vio la sábana ahora convertida en un inmenso balón columpiado por el aire. Lilith quitó las pinzas y en vez de echarlo a volar lo metió en su casa. Se sintió una niña jugando con una pelota gigante. Y de repente abrió la sábana naranja y el sol la bañó con todos sus rayos. Se fue volando por el pasillo, impregnando de luz cada rincón de las habitaciones, deshaciendo telarañas, deshaciendo oscuridades. Antes de irse, la secó todas las penas de su corazón y se marchó volando por la ventana. Lilith decidió entonces vestirse. Había llegado el momento de salir de nuevo a pasear.

Sal a la Vida


“Las lágrimas son saladas para recordarnos
Que después de la pena,
No hay que olvidarse jamás de
Seguir echándole sal a la vida.”

Poemilla escrito por mí y garabato Paint.

martes, 5 de abril de 2011

Mi corazón


Garabato hecho por mí en el Paint.

viernes, 4 de marzo de 2011

Relato II


Me he tragado el escenario de nuestra historia de dos y todos sus elementos: nuestro decorado siempre a medio hacer, nuestras luces intermitentes, las bambalinas donde tú nunca me revelabas nada, nuestras escenas siempre incompletas, el vestuario que tú siempre me imponías y a mi tanto me encerraba, el suelo donde nunca podía dejar huella, mis monólogos cortados en mitad de la función impidiéndome alcanzar el clímax.
Hoy lo he vomitado entero sobre el escenario de mi cuerpo. Y he ido limpiándolo poco a poco con temor a despedirme de todos ellos.
Todo nuestro teatro lo he guardado en un baúl.
El sol con su foco inmutable me ha iluminado. Las sábanas me han quitado el maquillaje que tanto me estorbaba con sus dedos de algodón. El colchón ha hecho que de un brinco ponga mis pies en el suelo. Los armarios-bambalinas han ido cerrando filas y me han impedido vestirme. Me he quedado desnuda. El foco del sol me ha calentado de arriba abajo. Las cortinas han subido el telón sin previo aviso y me han mostrado a un público insospechado: el mundo exterior.
Todavía en un estado semi-inconsciente las paredes que me han visto tantas noches llorar me han susurrado:
“Sal, hazte ver, es hora de empezar la función de tu FELICIDAD.”

miércoles, 2 de marzo de 2011

El semáforo azul (Gianni Rodari)

Una vez, el semáforo que hay en la plaza del Duomo de Milán hizo una rareza. De improviso, todas sus luces se tiñeron de azul y la gente no sabía a qué atenerse.
-¿Cruzamos o no cruzamos? ¿Estamos o no estamos?
Por todos sus ojos, en todas direcciones, el semáforo propagaba la insólita señal azul, de un azul tan azul como lo había estado nunca el cielo de Milán.
Mientras esperaban a ver qué pasaba, los automovilistas gritaban y tocaban el claxon, los motociclistas hacían rugir el tubo de escape y los peatones más gordos gritaban:
-¡Usted no sabe quién soy yo!
Los ingeniosos decían irónicamente:
-El verde se lo habrá comido el alcalde para hacerse una casita en el campo.
-El encarnado lo han utilizado para teñir a los peces de los jardines.
-¿Sabéis que hacen con el amarillo? Lo añaden al aceite de oliva.
Finalmente llegó un guardia y se situó en medio del cruce para dirigir el tráfico. Otro guardia buscó la cajita de los mandos para reparar la avería, y quitó la corriente.
El semáforo azul, antes de apagarse, tuvo tiempo de pensar:
“¡Pobrecitos! Les había dado la señal de “vía libre” para el cielo. Si me hubiesen entendido, ahora todos sabrían volar. Pero quizá les ha faltado valor”.

"Cuentos por teléfono" Gianni Rodari

jueves, 24 de febrero de 2011

Gracias Ana María...


“A veces pienso cuánto me gustaría viajar a través de un cerebro infantil. Por lo que recuerdo de mi propia niñez, creo que debe de tener cierto parecido con la paleta de un pintor loco; un caótico país de abigarrados e indisciplinados colores, donde caben infinidad de islas brillantes, lagunas rojas, costas con perfil humano, oscuros acantilados donde se estrella el mar en una sinfonía siempre evocadora, nunca desacorde con la imaginación… Claro está que habría que añadir a todo eso el sonsonete de la tabla de multiplicar, el chirriar de la tiza en la pizarra, la asignación semanal, los lentes sin armadura del profesor de latín, el crujir de los zapatos nuevos, la ceniza del habano de papá…
(…) Pero lo que no existe allí, ciertamente, es la absoluta comprensión del bien ni del mal. Por más fábulas rematadas en moraleja que nos hayan obligado a leer, por más cruentos castigos que se acarreen las mentiras de Juanito, por más palacios de cristal que se merezcan las pastoras buenas, la idea del bien y del mal no arraiga fácilmente en aquellas tierras encendidas y tiernas, como en eterna primavera. No existen niños buenos ni malos: se es niño y nada más.”

Comienzo del cuento “Los niños buenos” de Ana María Matute.

sábado, 19 de febrero de 2011

La kasa de Karmen

En esa casa se quedaron pedacitos de mi infancia: risas en los rincones, garabatos en la mesa del salón, sonrisas en las ventanas.
Acostumbré mis ojos a los colores, aunque no los tuve que acostumbrar, nacieron con ellos y en ellos se quedaron. Era una casa que daba al campo, a un campo que a mí se me antojaba el final del mundo aunque al lado estuviera la carretera y a pocos kilómetros el pueblo de Nerja. Pero ese campo sabía y olía a sueños perezosos, a flores sin cortar, a maleza rica y espesa que me hacía cosquillas cuando salía a andar. Y el color nunca se iba y las risas jamás se iban. Y la luna siempre era la guardiana del lugar, alumbrando por la ventana, mientras dibujaba y escribía cuentos con Atenea y Julia. Y era la casa de los disfraces, de las estrellas pegadas a la piel, de las varitas mágicas. Allí pasé veranos inolvidables. Y algo de mí se quedó siempre ahí. Sigo coloreando, disfrazándome, corriendo por los campos. Sigo de colores, sigo Campanilla. Peter Pan, puede esperar.

jueves, 17 de febrero de 2011

Señales de vida



Aquí sigo, no me he ido aunque haga ya tiempo que no escriba por aquí.
Mi corazón feminista empieza a despertar.
Estoy en paro, una parada más. Una profesora de francés que no da clases.
Voy a un taller de escritura de literatura infantil y juvenil. No estoy a gusto del todo. Somos cuatro: tres y Marisa.
Marisa Puerto Pacheco, pintora y trabajadora social.
76 años de vida.
Jerezana de corazón y nacimiento.
Feminista y de izquierdas.
Buena escritora y encima de humor.
La quiero, me da fuerzas para seguir en ese taller que aún no sé hacia dónde me llevará.
No tengo amigos con los que salir porque yo no quiero.
Me quedo en casa leyendo y escribiendo lo que puedo, lo que se me antoja, lo que me sale de dentro.
Está el patio revuelto y eso se nota. Falta comunicación, buen rollo, ganas de cooperar los unos con los otros.
Pero seguimos en la lucha.
Mi amiga Karmen de Nerja y mi amiga Kayele me han animado a que escriba algo. Y aquí ando y desando con las yemas de los dedos dando vida al teclado.
Acaba de salir un nuevo libro que merece la pena leer: "El alfabeto de los pájaros" de Nuria Barrios. Aún no lo leí pero ya estoy deseando hacerlo.
Sigo deseosa, curiosa, ansiosa
a pesar de que a veces sólo tengo ganas de meterme en la cama y bajarme del mundo como decía Mafalda.
Sigo en la lucha.
Sigo buscando el goce y el placer.
Sigo pintando garabatos que siempre me saben a poco.
Sigo buscando y encontrando
señales de VIDA...